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Autopsias, los vivos no cuentan

 

  JESÚS MARINA PATÓN. Secretario de Salud Laboral y Medio Ambiente de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Castilla y León.

En enero pasado, los delegados de prevención del Hospital del Bierzo (Ponferrada, León) adoptaron una medida drástica: decretar la paralización de la sala de autopsias de dicho hospital por riesgo grave e inminente para la salud de los trabajadores. La Inspección de Trabajo de León anuló dicha paralización pero reconoció que se dan todos y cada uno de los riesgos que habían denunciado los trabajadores.

“Tanto la sala de autopsias como el laboratorio de anatomía patológica son lugares especialmente peligrosos en lo que se refiere a la salud laboral del conjunto de los trabajadores de un hospital”. Quien así lo afirma es el Dr. René J. Buesa, patólogo residente en Florida (EE.UU), y un referente internacional en la materia. En las salas de autopsias se realiza la extracción de órganos y se toman muestras de tejidos de pacientes fallecidos que son trasladados a los laboratorios de anatomía patológica para su análisis. Para abrir los cadáveres, el personal sanitario –muchas veces con la ayuda de celadores, que no tienen una cualificación específica- utiliza instrumentos eléctricos y pesados en una operación que provoca derrame de líquidos corporales por la mesa y el suelo. Para conservar los órganos y los tejidos, se utilizan productos químicos volátiles altamente tóxicos como el formaldehído y el xilol, dos sustancias cancerígenas y para las que en estos momentos – según el Dr. Buesa- no se ha encontrado ningún sustituto eficaz. Para conservar los órganos, el celador prepara disoluciones de agua y formol que vierte en envases que muchas veces no son herméticos.

Dadas las características del trabajo que se realiza en la sala de autopsias, hay una serie de medidas preventivas fundamentales sin las cuales los trabajadores ponen en serio riesgo su salud. La principal de ellas tiene que ver con el riesgo químico: para evitar la inhalación de productos volátiles como el formaldehído y el xilol, la normativa, establece que en los lugares en los que se manipulan estos productos exista una ventilación específica: sistemas de aspiración, ventilación directa o forzada y en cualquier caso, extractores de aire directos al exterior. Para evitar el riesgo de caídas y de accidentes –se trabaja con sierras eléctricas y con material punzante– es necesario que la disposición de las tomas eléctricas evite la existencia de cables por el suelo. Éstos deben ser de pavimento antideslizante y disponer de un sistema de desagüe que evite que los líquidos, con restos químicos y biológicos, sean vertidos a la red general. Otro de los riesgos importantes es el biológico. Los trabajadores se enfrentan al riesgo de contraer enfermedades infecciosas como hepatitis B y C, tuberculosis, etc... Algunos de estos microorganismos se adquieren por contacto e inhalación y la mayoría de las veces nos encontramos sin extracción ni ventilación adecuada y con el uso de mascarillas quirúrgicas que no son las apropiadas en estos casos.

Obligados a trabajar en situación de riesgo

Lo que ocurre en la Sala de Autopsias del Hospital del Bierzo es un ejemplo de todo lo que no debería suceder. Así lo ha reconocido en un informe la Inspección de Trabajo de León. En él se puede leer con claridad que los trabajadores están expuestos a toda una serie de riesgos: la sala no dispone de extractor de aire directo al exterior, el cableado de las sierras eléctricas está por el suelo con el correspondiente riesgo de caídas. El suelo no dispone de revestimiento antideslizante y carece del preceptivo sistema de desagüe. Las paredes, el techo y algunas vitrinas de la sala son de difícil limpieza lo que aumenta el riesgo biológico por contacto con virus o bacterias, y el calzado que se le proporciona a los trabajadores ni es impermeable, ni está cerrado, ni tiene protección frente al impacto de material cortante. La Inspección reconoce igualmente que con las medidas previstas en el plan de mejora presentado por el Hospital, “no se va a dar solución la problema de falta de desagüe en el suelo ni a la posible contaminación por manipulación de productos químicos”. A pesar de todo ello, la Inspección anuló la orden de paralización de la actividad considerando que el número de autopsias clínicas que se realizan no es muy elevado y que por tanto no se dan las circunstancias de “gravedad e inminencia” que justificarían dicha paralización.

Lo que la Inspección obvia es que en esa sala de autopsias y con las mismas condiciones, también trabajan los servicios forenses del Ministerio de Justicia en Ponferrada. De hecho, el propio informe de la Inspección reconoce que “durante su visita al hospital, la Sala de Autopsias estaba ocupada por los forenses, que se encontraban realizando una autopsia, sin que ninguno de los responsables del hospital, que les acompañaban en la visita tuvieran conocimiento de ello”.

Desgraciadamente, la situación del Hospital del Bierzo no es única. Tenemos información y sospechas sobre situaciones similares en centros de toda Castilla y León. Todavía más graves son las condiciones en las que se ven obligados a trabajar tanto los médicos del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Santa Bárbara de Soria como los celadores asignados al mismo. Desde que se iniciaron las obras en dicho hospital, en mayo de 2007, el personal que realiza las autopsias clínicas está siendo obligado a utilizar una sala de tanatoestética de un tanatorio privado que no tiene autorización como centro sanitario.

La situación no es exclusiva de nuestra comunidad autónoma. De hecho, la responsable de Salud Laboral de la Federación de Sanidad de Madrid, Carmen Yela, identifica situaciones similares en su comunidad y apunta una problemática importante que también se produce en Castilla y León: “la mayoría del trabajo “sucio” en las salas de autopsias (abrir los cadáveres y preparar las disoluciones de formaldehído), lo realizan celadores que no tienen ninguna formación específica, a los que se les paga un plus por hacer de mozo de autopsias y que no reciben ninguna información sobre los riesgos biológicos y químicos a los que están expuestos” explica Carmen Yela.

Anatomía patológica de alto riesgo

pEx

Cuando este número de pEx está a punto de entrar en imprenta salta a los medios de comunicación la noticia del fallecimiento del jefe del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias (Madrid), al parecer por una posible enfermedad de Creutzfeldt-Jacokb, conocida como el mal de las vacas locas, a cuya investigación había dedicado gran parte de su vida profesional. Y es que la situación en los laboratorios de Anatomía Patológica es más grave que la que se produce en la Sala de Autopsias en lo referente a inhalación de productos tóxicos y exposición a agentes biológicos. Allí el ritmo de trabajo es mucho más intenso y la exposición mayor, sobre todo, si las mesas de tallado en las que se manipulan las muestras, no cuentan con sistemas de extracción de aire eficaces.

Cuando investigábamos la situación de las salas de autopsias, hemos podido comprobar que éste ha sido el caso en el Laboratorio de Anatomía Patológica del Hospital del Bierzo durante los últimos trece años. “Ahora acaban de cambiar una mesa de tallado a la que se le había quitado un lateral para poder acceder al fregadero, y que, con esa manipulación, no podía estar realizando una extracción adecuada” denuncia Jesús Mencía, delegado de prevención de CCOO. Lo más llamativo es que la evaluación de riesgos que en 2003 se realizó en dicho servicio afirma literalmente que “no se valorará el riesgo de exposición a agentes químicos en tanto no se disponga de valores de exposición ambiental a contaminantes químicos”. Es decir, que como no se mide, no se evalúa.

Frente a ello, en 2006, siete trabajadores de dicho Laboratorio reclamaron a la Gerencia del hospital, una evaluación de riesgos por exposición a productos químicos con medición ambiental. Desde entonces no han recibido ninguna respuesta. En octubre de 2007, los delegados de prevención de dicho hospital reiteraron la solicitud, una petición a la que todavía tampoco han obtenido respuesta. “Es inadmisible –señala Jesús Mencía– que no se realicen las mediciones ambientales sin las cuales no es posible hacer una correcta vigilancia de la seguridad y la salud de los trabajadores”

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